Redacción. – La temporada de huracanes de 2024 en la cuenca atlántica, que concluye oficialmente este sábado, fue muy activa y de un alcance devastador en Estados Unidos, donde impactaron 5 huracanes de los 11 que se formaron y uno de ellos, Helene, dejó más de 150 muertes directas, según cifras preliminares.
Hasta 18 tormentas con nombre se formaron en el Atlántico, que no dio tregua a partir de septiembre, tras un arranque de temporada en junio con el pavoroso huracán Beryl de categoría 5, la máxima, al que siguieron dos meses prácticamente con la mar en calma.
Fue una impresión engañosa. Con el comienzo de septiembre se desató la furia. Una tormenta tras otra, un huracán tras otro, buena parte de categoría mayor, se sucedieron sin descanso.
“Tuvimos 12 tormentas en el Atlántico después de lo que se considera el pico de la temporada, el 10 de septiembre, y 7 huracanes después del 25 de ese mes”, esto segundo es un récord en número, dijo a EFE Robert Molleda, meteorólogo a cargo del Servicio de Meteorología en Miami (Florida).
Beryl azotó el Caribe, la península de Yucatán (México) como categoría 2 y luego enfiló hacia Texas (EE.UU.), donde tocó tierra en julio y dejó alrededor de 25 muertos en este estado y el de Luisiana.
Pero si un huracán resultó destructivo y sobrecogedor esta temporada, ese fue Helene, que tocó tierra cerca de la localidad de Perry, en Florida, en septiembre, como un ciclón de categoría 4 con vientos máximos sostenidos de 225 kilómetros por hora.
El mortífero Helene, solo superado por Katrina, ocasionó a su paso por seis estados más de 150 muertes, 14 de ellas en Florida, y trazó una senda de destrucción hasta abatirse sobre la zona montañosa de Carolina del Norte.
No solo fue Helene el huracán más mortífero que impactó en Estados Unidos continental desde que lo hiciera Katrina en 2005, sino que además fue el más poderoso que ha alcanzado la región del Big Bend de Florida, en el noroeste del estado, desde que se tienen registros.
“Helene causó enormes desastres e inundaciones tierra adentro con sus intensas lluvias. Fue tan grave que todavía queda su huella en la zonas afectadas, no solo en Florida, sino en otros estados y, sobre todo, en las Carolinas, donde sus efectos fueron catastróficos”, apunta Molleda.
De los tres huracanes que golpearon Florida, Debby (en agosto), Helene y Milton, este tercero se formó en octubre en el Golfo de México, se intensificó explosivamente hasta la categoría 5 y llegó a generar 47 tornados en la península, tras tocar tierra como huracán mayor y atravesarla por el medio de oeste a este.
Un fenómeno, el de la cantidad y rápida intensificación de los huracanes, preocupa a los expertos. “En los últimos diez años hemos visto y se ha notado un incremento en la cantidad de huracanes que se han fortalecido rápidamente”, alertó el meteorólogo y coordinador de alertas del Servicio de Meteorología en Miami.
¿El Niño o La Niña?
Molleda advirtió, en ese contexto de fenómenos meteorológicos, que los huracanes, contrario a lo que todavía mucha gente cree, “no son solo viento. Son también muchísima lluvia, marejadas y tornados mortales”. “Hay que estar preparados”, insistió durante la entrevista.
Respecto del fenómeno El Niño y La Niña y su influencia en la formación de huracanes en el Atlántico, el meteorólogo apuntó que gran parte de la temporada ciclónica de este año se mantuvo en “fase neutral”, es decir, entre ambos eventos climáticos, “con una predicción de lenta transición hacia La Niña para fin de año”.
La conjunción de La Niña, en el Pacífico, y las sobrecalentadas aguas del Atlántico son una combinación que pueden resultar en la potenciación de huracanes en la cuenca atlántica.
Por el contrario, el fenómeno de El Niño en el Pacífico se considera que inhibe la formación de huracanes en el Atlántico.
“Queda por analizar en los próximos meses los factores que han influido, no solo la temperatura del mar, en esta temporada tan activa”, añadió Molleda, una temporada que, según rotativos locales como SunSentinel, ha causado más de 300 muertes en el país y cerca de 190.000 millones de dólares en daños materiales.
“Mientras los huracanes y ciclones tropicales continúan desatando fuerzas mortales y destructivas, está claro que se necesita más que nunca la ciencia y los servicios críticos”, afirmó en un comunicado Rick Spinard, jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés).
Por La Redacción
Fuente: EFE
Fuente:
extradigital.com.do