La democracia parece resistirse a la comprensión del valor del orden para el progreso económico y social de una sociedad.
Se ha descuidado tanto que en muchos casos ha dejado que sea el caos lo predominante.
El caos sólo tiene la posibilidad de reproducirse aún más, generando desaliento y decepción colectiva. Provoca impotencia y genera violencia.
La ira es dañina. Y no puede ser parte del orden, ni se asocia al progreso.
Y es necesario que la gente sienta la percepción de que las cosas marchan bien o al menos por el camino correcto.
Hemos insistido que la República Dominicana tiene la prioridad del orden como un eje transversal.
El orden resuelve muchos problemas y otros se solucionan con establecerlo.
Fuente:
extradigital.com.do